miércoles, 10 de febrero de 2021

Llibres i vincles

 Entre la endeca y la alejandra, últimos poemas,
de Víctor Canicio Chimeno



En este volumen os presentamos los últimos libros de Víctor Canicio Chimeno (1937-2019) que fueron publicados en ediciones selectas destinadas a amistades e instituciones. Forman una trilogía que, bajo el nombre Tres de oros, presenta una poesía con mucho sentido del humor, puramente lúdico en algunas ocasiones pero también muy crítico con la sociedad de nuestro tiempo.

Además de dar a conocer esta trilogía se recogen los inéditos e inacabados El martillo de cristal, en homenaje a Kirsten Klöckner, y Materia de bolero. Por último, encontramos El don de la sonrisa –epigramas–, trabajo apenas iniciado pero que sin duda habría desarrollado el extraordinario talento para la risa que le caracterizaba.

Su último libro de prosa publicado es Con quien paces (2016), unas atípicas memorias que constituyen un acertado viaje por sus vivencias y sus obras, en el que hay apartados dedicados a la creación de algunas de ellas.
Prólogo de Tomàs Camacho y Carme Cruelles.

Víctor Canicio Chimeno
Entre la endeca y la alejandra, últimos poemas
Col·lecció Nou Món, 14

INTRODUCCIÓN


El objetivo de esta introducción no es ofrecer un estudio de la obra de Víctor Canicio Chimeno, si no, una invitación a la lectura de su obra completa (la editada), un llamamiento a las editoriales para que se interesen por su obra inédita y para la traducción a otras lenguas, fomentar el interés por los estudios académicos en torno a la vida y obra del autor que vivió entre Heildelberg y la Ràpita y que, finalmente, se inclinó para terminar sus días en la población del Montsià donde, desde su ático, en la plaza Lluís Companys, podía ver las barcas marchando y volviendo por la bahía de los Alfacs, la salida del sol y otras contemplaciones y vivencias de carácter poético y vital. También en el ático disfrutaba de vistas a la sierra del Montsià y a las puestas de sol. Elementos, todos ellos, que Víctor Canicio supo convertir en materia poética.


Y es que Víctor Canicio aprendió a vivir poéticamente en el sentido que era una fuente sensorial y receptiva excepcional capaz de absorber toda la fuerza existencial de lo cotidiano, mundanal y extrasensorial con un refinamiento extraordinario y fuera de lo común. Afirma Armando Rojas que todo consiste en despertar para siempre de la somnolencia maquinal y gregaria dentro de la cual pernocta la mayoría de los seres humanos y quizá por eso nuestro querido autor presumía de un buda generoso que esperaba la visitas tanto o más ansioso que él mismo en esa terraza plagada de vida vegetal y artística –recordemos que la palabra buda significa en sánscrito, precisamente “el despierto”. 


El autor se consideraba un trabajador de la escritura. Dedicaba a ella unas cuantas horas del día. Siempre estaba revisando sus escritos, intentando prescindir de aquellos que no consideraba relevantes. Decía: "Dale al cesto un poco de tu devoción por los papeles". De hecho, nos ha extrañado no encontrar entre los inéditos uno que se tenía que titular Papelera.


Canicio se tomaba en serio su oficio porque sabía que el buen escritor tenía la responsabilidad de no ensuciar el arte de escribir con textos prescindibles, inútiles y estériles. Como Josep Pla, entendía que no era producto de su tiempo sino que era un producto contra su tiempo y eso lo convertía en una figura para nada ortodoxa e incluso revolucionaria en muchos sentidos.



No le gustaba el tono trascendentalista de muchos autores, prefería jugar con las palabras y el humor. Insistía muchísimo en la máxima de John Ashbery: "Poesía es poesía, y política es política." Aun así tenía su visión política, personalmente, se consideraba libertario, aunque tenía mucha relación con personas que militaban (o habían militado) en el Partido Comunista y el PSUC. Consideró siempre la amistad por encima de cualquier inclinación ideológica.


Pensaba a menudo en el futuro imperfecto y tenía sus propias teorías que, seguramente, el tiempo las acabará convirtiendo en realidad. Una de ellas es que el estado se encargaría de la reproducción. Otra, que las perversiones de hoy serían los lujos en el futuro. Estaba ciertamente preocupado por la voracidad capitalista y francamente opuesto al PHN, las nucleares, el Castor,...


Así pues, Canicio consideraba anacrónico el término patriotismo y lo rehuía fulminantemente. Entendemos que su capacidad de adaptación en diversos países le configuró una idea particular de lo que significaba para él la política y el estado de la nación. Solía arremeter contra los dirigentes ineptos y destacaba que estábamos aún anclados en corrupciones ancestrales que fomentaban tratos de favor y corrupciones a pequeña escala que eran capaces de desfavorecer toda una sociedad entera. No cabe duda de que su mentalidad germanicomediterránea se inclinara a pensar que muchos modelos políticos germanos eran muy adecuados para el progreso social y cultural de cualquier país, sin perder de vista que la perfección no existe.


Sorprende que su irreverencia sea compatible con una tendencia acentuada a reunir en cada uno de los rincones de su ático a camaradas dispuestos a celebrar cualquier tipo de evento que tuviera como excusa el simple hecho de aparcar por un rato la soledad. Rosa y Elena solían ser las anfitrionas generosas a las que él delegaba toda la trama festiva de licores, corderitos, salmonetes, quesos curados, vinos de alta alcurnia y tertulias de niveles heterogéneos, como su actitud ante la vida.


Le gustaba el carácter de las personas de nuestras tierras y la jota. Uno de sus libros, La jota de la consigna, se centró en esta modalidad poética, conoció y admiró a los “enversadors” del delta.


Contamos con muchas anécdotas lingüísticas producto de interferencias o incluso olvidos léxicos justificados. A destacar el episodio doméstico del “grúmol-mugró”. El sibarita Canicio también tenía lapsus memorables e hilarantes en contextos mundanales como el mercado central de la Rápita que él solía relatar orujo en mano.


Su lengua de expresión literaria era el castellano. Contaba que a él no le enseñaron el catalán en la escuela y que, después, cuando emigró a Alemania, terminó ganándose la vida con la enseñanza del castellano y la traducción del alemán al castellano. Sus traducciones fueron reconocidas por su calidad y tiene un buen número de amigos entre los traductores del alemán al castellano.


No cabe duda de que la lengua con todos sus giros y dobles sentidos es la gran protagonista de sus versos. Canicio sabe que su cabal lingüístico es capaz de arrasar rítmica y fonéticamente cualquier poema que se proponga. El lector entra en un festival de letras que acaba transportándole en una dimensión donde la palabra en toda su magnitud acaba siendo la abeja reina de su obra tanto poética como narrativa o ensayística.


Su obra imprescindible son las memorias Con quien paces. Resultando esta una buena puerta de entrada a la lectura del resto de su producción. Habla de sus escritos y vivencias (que no debemos tomar como reales al cien por cien). Descubrirá personajes que podemos considerar alter egos o amigos del autor: Kroete, Manuel Salmón del Río, Leonardo Pus, Toni Albalat Visentoni,…


Efectivamente, el retrato más auténtico del autor se encuentra en estas memorias excéntricas y encantadoras que evocan un tiempo y una sociedad registrada en un índice onomástico interminable y completísimo. Se entiende el autor a través de Con quien paces, lectura imprescindible y calidoscópica de todo su universo.


Es el inventor de las modalidades estróficas llamadas "endeca" y "alejandra". Solía ​​iniciar sus libros con esta advertencia:

"La endeca es una estrofa elemental de dos a cuatro

versos, con un total de once sílabas. la alejandra

Tiene de dos a siete, con un total de catorce."

Consideramos innecesario repetirlo en cada poemario de la recopilación.


Y, si hablamos de su estilo, el mismo autor nos advertía que “a su edad, no tender al aforismo sería imperdonable. Igual que cultivar la seriedad, con lo que abunda.”

Así pues, se reafirmaba matizando que “escribir en castellano a orillas del Neckar supone un doble juego: el de las palabras y el de las raíces. Todos sabemos que, en tales casos, la patria es el lenguaje”.


Tres de las obras que recoge esta antología forman una trilogía Tres de Oros (OJO / EL ARPA DE LOS NERVIOS / LA NOCHE DEL TINTERO) y ya fueron dadas como buenas para la impresión por parte de Víctor Canicio que hizo una impresión que distribuyó entre amistades e instituciones.


Canicio tenía tendencia a agrupar de forma trimembre sus libros de poemas -recordemos La fiebre amarilla-La peste bucólica-Cuaderno de dudas- y también nos hace un guiño referencial con los títulos de los libros. Así, “el arpa” hace eco a ese “Influjo de la primavera” de Rubén Dario o Vicente Aleixandre, incluso Mallarmé, en esa “Letanía de la noche” donde nos presenta una metáfora bellísima: la noche como tintero de los poetas.


Estaba trabajando estas tres obras: Martillo de cristal; Materia de bolero; y El don de la sonrisa - Epigramas


Hablando de boleros, podríamos decir que leímos muchísimos otros poetas mas siempre regresamos a él, evocando esas horas de tertulias y licores; casi como materia de bolero sentimos que “nuestra nostalgia es mialgia de su algia”. 


La primera obra, la podemos considerar casi definitiva. Las otras dos son, sin duda, inacabadas. Aunque revisando los manuscritos probablemente acabaríamos encontrando algún poema más.


A pesar de todo, como las tenues luces interiores al estilo nórdico que él tanto adoraba, sus libros van tomando diferentes texturas; unos más brillantes y otros más discretos, pero todos desprenden una calidez especial, como ventanas desproveídas de telas inútiles y envueltas de esa iluminación  aparentemente leve y desenvuelta.


En definitiva, lo que ofrecemos en este volumen es despertar el conocimiento de la obra y del autor. Hemos de agradecer a la heredera, Rosa Ferré, la facilidad con que hemos accedido a los archivos necesarios para esta edición.


Tomàs Camacho Molina

Carme Cruelles Rosales

Alcanar-Sant Carles de la Ràpita, julio-septiembre del 2019




Aquest volum aplega una sèrie de textos en homenatge al poeta i professor Tomàs Camacho Molina. Premi del Mèrit de les Lletres Ebrenques 2019, Tomàs Camacho ha estat professor de llengua i literatura castellanes a l’institut d’Alcanar i és, sense cap dubte, un poeta en estat pur, algú dedicat en cos i ànima a la producció i promoció de poesia.

Hi han participat els autors següents: Emigdi Subirats, Montse Boldú, Montse Pallarès, Anna Maria Ulldemolins, Rafael Haro i Sancho, Jesús M. Tibau, Carme Cruelles Rosales, Joan Baptista Beltran Reverter, Josep Sancho Sancho, Jordi Sancho Parra, Joan Panisello, Irene Prades, Vicent Pellicer, Conxita Jiménez, Anna Panisello, Baltasar Casanova, Tere Izquierdo, Pili Ibáñez, Víctor Canicio, Joana Serret, Jaume Llambrich, Cinta Sabaté, Núria Prades, Sergi Quiñonero, Manel Ollé, Rous Ferré

 

Diversos autors
Tomàs Camacho Molina. Lo mestre-poeta canareu
Col·lecció Nou Món, 12

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Llums del Delta és un llibre bilingüe escrit en català i castellà que combina la poesia, la fotografia i la música. Un llibre que no ens deixarà indiferents.

Tots els beneficis d'aquest llibre van destinats, íntegrament, a l'Associació Sediments. Els diners es destinaran a projectes pedagògics i d'acció per millorar la gestió dels sediments del riu Ebre, una tasca clau per poder mantenir el Delta en bon estat.

Autors: Mercè Amat Ballester, Júlia Badal Basto, Àngel Martí Callau, Jordi Margarit Viñas, Llorens Marín Rosales Editorial: LinX edicions Gènere: Poesia, música i fotografia Tapa blana amb solapes, 115 pàg, Català - Castellano Llums del Delta es un libro bilingüe, escrito en castellano y en catalán. "Un llibre bell que ens regala sensacions i que podem regalar com si fos una essència del Delta, d'aquestes terres que a ningú deixen indiferent per la seua bellesa tan canviat amb el ritme de les estacions i dels arrossars. Un llibre necessari que ajuda a copsar la bellesa i la fragilitat del Delta."

Pròleg Llums del Delta :

PRÒLEG


Estem en un esplèndid moment de publicacions al conjunt de les Terres de l’Ebre i, si volem, en un sentit més ampli, al territori de la diòcesi de Tortosa.

Actualment, l’accés a la cultura i a la publicació no és privilegi reservat a una aristocràcia o a una elit intel·lectual. S’està produint una democratització de l’art i un canvi en la centralització dels nuclis artístics i creatius. No fa molts anys, estaven reservats a les grans ciutats, principalment, al nostre país, a Barcelona. Aquest llibre és una bona demostració de com està canviant la noció d’epicentres culturals. La col·laboració en les xarxes socials és abundant, relacions artístiques, participacions en diferents àmbits i actes culturals fan possible l’aparició de llibres com aquest.

L’encertadíssim títol de Llums del Delta ens assenyala el camí a dos possibles connexions literàries amb el magnífic paisatge que ens rodeja per dos vies: la descriptiva i la de les sensacions. Víctor Canicio Chimeno (1937-2019), l’obra del qual està parcialment inscrita en el paisatge del Delta parlava de les llums mercurials del Delta”. Àngela Buj Alfara, al seu relat “Monsieur Binoix”, guanyador del 13è Premi de narrativa curta per Internet Tinet (Premis Literaris Ciutat de Tarragona), descrivia com “els paisatges embogits de verd que ens perfilen l’horitzó deltaic.” L’escultor rapitenc Agustí Vizcarro va fer una exposició pictòrica amb el títol “Horitzons del Delta: arrossars i llapó”,...

Mercè Amat Ballester a la seua presentació ens explica qui participa al projecte i com es desenvolupa a partir de les estimulants imatges del rapitenc Llorens Marín Rosales, a qui ja coneixíem per la seua col·laboració al llibre Delta (2017), premiat al Joan Teixidor d’haikus en línia dels Ciutat d’Olot, de la també rapitenca, Carme Cruelles Rosales (1971).

De fet, la presentació de Mercè Amat Ballester es pot considerar, en si mateixa, un pròleg, ja que ens parla de l’arquitectura d’un llibre que és reunió, congregació al voltant d’unes imatges. Les teixidores i els teixidors que l’acompanyen amb els seus textos són la propia Amat; Júlia Badal, del barri barceloní de Sants i Àngel Martí Callau, de la Cala. A més a més, tenim la música de Jordi Margarit Viñas, gracienc.

És, per tant, el llibre, un crisol d’arts, el gesamtkunstwerk que va practicar Wagner. És que, potser el paisatge del Delta siga wagnerià per la intensitat i varietat dels seus crepuscles. L’espectacular escenografia per on els hòmens i molts d’atractius animals de terra, aus i peixos, encaminem les nostres passes. És un espai també on les paraules han esdevingut diferents i se li han aplicat adjectius més o menys encertats, però l’espai sobreviu molt bé i forma part d’un extens riu literari, encapçalat pel “Parlo d’un riu mític i remorós”, de Gerard Vergés, autor excel·lent i gens wagnerià, i el llibre Duna delta, de Rovira Climent; l’Obsessió de les dunes, de Zoraida Burgos i tots els habitants, gentils habitants, de Vores de riu (Ed. Columna-Tresmall, 1997), llibre amb selecció de textos a càrrec d’Albert Roig i fotografies de Jep Colomé.

El que hem esmentat ens aporta la geneologia  en la qual es pot incardinar el present llibre. De fet, el lema del llibre és “Tot sovint penso que la meva infància/ Té una dolça i secreta remor d’aigua”, del poema de Vergés suara esmentat.

Els poemes de Júlia Badal ens presenten una veu contemplativa, reflexiva i nostàlgica que s’inspira en les fotografies i en la vida d’un temps familiar passat en una viva i senzilla Arcàdia. Acullen amorosament sensacions i sentiments.

Àngel Martí presenta la terra coneguda a una amistat, descriu la terra en la qual habita i els seus encants en un espai tranquil com el de la fotografia. Terra de sembra i de collita, de lluita, esforç i supervivència. Els objectes que són testimoni d’un temps i una activitat.

Els versos de Mercè Amat tenen ritme d’ones, cadència de mar i aromes d’aigua salada i dolça, poblats d’aus i de peixos que hi fan estada. Canta la bellesa i elegància del cavall, les construccions característiques disseminades pel delta, les festes,...

I acabem el llibre, o l’acompanyem, amb la música de Jordi Margarit Viñas.

El conjunt ens pot delectar la vista i l’oïda, les paraules evoquen les aromes tan peculiars del delta. Creació col·lectiva a partir de les admirables fotos de Llorens Marín Rosales.

Un llibre bell que ens regala sensacions i que podem regalar com si fos una essència del delta, d’aquestes terres que a ningú deixen indiferent per la seua bellesa tan canviat amb el ritme de les estacions i dels arrossars. Un llibre necessari que ajuda a copsar la bellesa i la fragilitat del Delta.


Tomàs Camacho Molina








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